El inflamable precio de la gasolina en Venezuela

El inflamable precio de la gasolina en Venezuela

ENTREGA ESPECIAL

Desde el año 1996 en Venezuela no se ajusta el precio de venta al público de la gasolina, aun cuando es uno de los países con mayor inflación en el mundo. Esta decisión gubernamental ha conducido al hecho de que en la actualidad Petróleos de Venezuela le paga a las estaciones de servicio por vender el producto, ya que la cantidad que cancela el usuario al llenar el tanque de su vehículo es insuficiente incluso para cubrir los costos de la propia gasolinera.

De allí que durante 2013, según las cifras reveladas por el entonces presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, se registraran pérdidas por casi 13 mil millones de dólares por el subsidio estatal a la gasolina.

El litro de gasolina de 95 octanos se vende en 0,097 bolívares, pero el costo de producir ese litro ronda los 2,7 bolívares, según los datos de Pdvsa. Este desnivel hizo que en 2013 se perdieran 86 millones de bolívares al día por la venta de este tipo de combustible.

Esto, junto al descenso del valor del petróleo en los mercados internacionales, llevó al Gobierno de Nicolás Maduro a poner el tema del aumento de la gasolina en la agenda de discusión pública y periódicamente durante su mandato lanza campañas para lograr la aceptación popular de esta medida que al ser evaluada desde la realidad de las cifras parece razonable, pero que ha sido postergada inexplicablemente por casi veinte años, de los cuales unos 16 corresponden al propio chavismo que, debido a razones políticas, mantuvo la medida en el congelador.

Datos del año 2013

La sensibilidad del venezolano ante el tema del ajuste de la gasolina persiste a pesar de los años que han pasado desde la explosión social de 1989 que, según se ha inscrito en la identidad nacional, se debió precisamente al aumento del combustible.

Hugo Chávez, en su programa Aló, Presidente número 31 del 27 de febrero del año 2000, recordó lo ocurrido en esa fecha en el año 1989, cuando el país vivió el llamado “Sacudón” o “Caracazo”: “Vino el señor (Carlos Andrés) Pérez, todos vimos su coronación, aquella fastuosa celebración en medio de un país lleno de hambre, de miseria y bueno y comenzaron a derrochar dinero de nuevo al más clásico estilo adeco: cinismo para gobernar, grosería para gobernar. Y una de las primeras cosas, lo primero que hizo aquel caballero andante fue firmar un acuerdo con el FMI liberando el precio de la gasolina, de los artículos de primera necesidad y aplicándole la llamada política de shock a un país que ya ellos habían saqueado durante tanto tiempo”.

En la actualidad ajustar el precio de venta del litro de gasolina solamente al nivel necesario para cubrir lo que cuesta su producción implicaría un aumento de más de 2.000%, variación que resulta alarmante al compararla con el incremento de 500% autorizado por Rafael Caldera (1996) durante su segundo mandato y el de 100% lanzado por Carlos Andrés Pérez (1989) en su segundo Gobierno.

El discurso del Gobierno apunta al “precio justo” de la gasolina. "Quiero manifestar la necesidad a un régimen de precio justo y equilibrado de la gasolina”, puntualizó Maduro ante la Asamblea Nacional en enero pasado. “Creo que es una necesidad. Queremos ese paso”.

Fuera de esta discusión, en las estaciones de servicio que están en la frontera venezolana, del Sistema de Abastecimiento Fronterizo Especial de Combustible (Safec), el precio de la gasolina sufre un aumento de vértigo con respecto a lo que ocurre en el resto del país. En septiembre de 2014 el litro se vendía en 35 bolívares y en abril de 2015 fue ajustado a 83 bolívares, un alza de 137% en siete meses.