El sueño de Guzmán

El sueño de Guzmán

Para 1870, Venezuela era un país en recuperación después de haber sufrido los embates de la Guerra Federal que dejó al menos 100.000 muertos y una economía deprimida a causa de los daños ocasionados durante las batallas en las zonas agropecuarias, las cuales quedaron desbastadas, y las que no, faltas de mano de obra.

Postal Teatro Municipal / Òpera de Garnier

En ese escenario asciende a la presidencia del país Antonio Guzmán Blanco, mejor conocido como El Ilustre Americano, gracias a su preparación y bagaje cultural; quien durante toda su vida realizó viajes fuera del país, pero fue su primera experiencia en París la que lo hizo soñar con una Caracas moderna que gozara del esplendor de la llamada Ciudad Luz.

Con esa visión, Guzmán Blanco emprendió una empresa que le tomaría tres periodos presidenciales sin contar con la colaboración que le prestaron algunos de sus sucesores. La primera obra que puso en marcha fue la Plaza Mayor convirtiéndola en un espacio urbano con la inauguración de la estatua ecuestre de Simón Bolívar.

El Saludante

A la Plaza Bolívar le siguieron los bulevares, espacios urbanos que se añadieron a la ciudad, inspirados por los existentes en Francia. En la actualidad estos no existen, o por lo menos no como fueron concebidos (a excepción de El Calvario, parque y zona vegetal). Uno se ubicaba entre las esquinas de Las Monjas y Padre Sierra y el otro entre las esquinas de Las Monjas y San Francisco, y la Plaza Guzmán Blanco donde el presidente inauguró su propia estatua ecuestre que también se conoció como El Saludante.

Este espacio entre la fachada sur de El Capitolio y la Universidad no duró mucho porque en 1989 el presidente Juan Pablo Rojas Paúl mandó a derribar las estatuas de El Ilustre Americano, provocando, en buena mediada, que ese espacio sea lo que hoy es, y sembró el precedente de un fenómeno que aun se da en Venezuela “ese proyecto no lo atiendo o lo destruyo porque es del otro”.

De igual manera el presidente mandó a reformar el convento San Francisco para destinar buena parte al funcionamiento de su alma mater, la Universidad Central de Venezuela. En 1873 se realizaron los cambios en la fachada para darle el aspecto neogótico que hoy conocemos.

La primera piedra

Palacio Federal Legislativo

En 1873 se inaugura la fachada sur y en 1877 se inaugura la fachada norte de uno de los edificios más representativos de la gestión de Guzmán Blanco, el cual encomendó su diseño y construcción Luciano Urdaneta, este edificio sería el Palacio Federal Legislativo, también conocido como El Capitolio. Esta obra se puede considerar la primera piedra, y el primer gran edificio, de una serie de monumentos que tienen por fin cambiar el aspecto colonial y agreste de la ciudad.

Palacio Federal Legislativo, fachada norte

Se dice Antonio José Ramón de La Trinidad y María Guzmán Blanco era un hombre de su época, con ideas de progreso que bien le valieron, en más de una oportunidad, pleitos con la iglesia, que fue la única institución del país que no estaba a sus pies, y que además ejercía gran influencia en el quehacer del país desde la Colonia. Buena parte de esto se explica en el hecho de que él era masón y había ordenado la construcción del Templo Masónico, en honor a la humanidad civilizada y la libertad de culto.

Washington

El Ilustre Americano además de masón, también fue secretario de la delegación venezolana en Washington entre 1857-1858. Y en este punto admito no haber encontrado datos que respalden la teoría que a continuación expondré.

George Washington delegó en el arquitecto y urbanista de origen francés, Pierre Charles L'Enfant, que también era masón, la responsabilidad de diseñar el plan básico para la construcción del DC, inspirado en la capital francesa.

No es descabellado pensar que el contacto de Guzmán Blanco con la capital de los Estados Unidos de América lo inspirara igual que París a querer trasformar a Caracas. Es bien sabido que Washington era masón al igual que otros padres fundadores de esa nación que intervinieron en la fundación y la planificación de esa ciudad.

De aldea a ciudad

Iglesia de Santa Teresa

De regreso a Caracas, el Palacio de Gobierno es uno de los edificios más representativos de ese cambio que se quería producir (de aldea a ciudad) pues paso de llamarse Casa a Palacio y el arquitecto Juan Hurtado Manrique, responsable de la mayoría de las obras ordenadas por este presidente, se encargó de transformarla del estilo colonial al neoclásico.

Con el Templo de Santa Teresa, Hurtado Manrique demuestra gran habilidad para el manejo de los elementos neoclásicos y una gran creatividad en la distribución, no en vano es la construcción de carácter religioso más importante de la época y que a través del tiempo ha tenido pocas modificaciones.

Teatro Municipal Original

El Teatro Municipal Guzmán Blanco, hoy conocido como el Teatro Municipal de Caracas Alfredo Sadel, es otro hito de la época, no sólo por su belleza, sino por lo que representó en su momento y hasta la construcción del Complejo Cultural Teresa Carreño. No obstante, durante la construcción del Centro Simón Bolívar el teatro perdió su atrio semicircular.

Santa Capilla

En 1883, Guzmán manda a demoler la iglesia de San Mauricio y en el mismo lugar manda a construir la Santa Capilla, inspirada en su homónima de París. Esta obra fue construida con suma rapidez pues él la quería lista para conmemorar el centenario del nacimiento del Libertador. En 1921 se le añadieron las dos naves laterales, sacrificando drásticamente su apariencia original. Conviene decir que el estado actual de este templo no se justifica, tanto por su valor histórico, arquitectónico y su ubicación. Las intervenciones de los últimos años son solo espejismos*.

Otras obras

Panteón Nacional, 1974

A Guzmán Blanco también se le debe la construcción de El Panteón, este se construyó en donde estaba ubicado el templo de la Santísima Trinidad, que en 1812 se derrumba como consecuencia del terremoto y después de su reconstrucción por decreto del presidente en 1874 se convierte en El Panteón Nacional.

Los puentes Regeneración, conocido hoy en día como Puente Hierro fue el primero sobre el Río Guaire, y el puente Curamichate que ya no existe pero estaba ubicado en la esquina del mismo nombre se cuenta que poseía en cada extremo 2 jarrones etruscos.

Puente de Curamichate

El impacto que causó en el quehacer del la ciudad en 1885 la puesta en marcha del Ferrocarril Caracas-La Guaira, solo se podía explicar con una palabra: progreso. Ese mismo año también fue inaugurada la capilla Nuestra Señora de Lourdes, en Paguita.

La modernidad Venezolana

Caracas jamás logró el esplendor de París, sin embargo, Antonio Guzmán Blanco no sólo cambio su imagen, además la introdujo a la modernidad a través de la creación de hospitales, escuelas (el Decreto de Instrucción Pública y Obligatoria), el Instituto de Bellas Artes, la introducción del servicio telefónico entre Caracas y la Guaira, acueductos, el telégrafo, la luz eléctrica y el sistema de cañerías que por estar mal asesorado todas fueron a dar al Río Guaire.

Es imposible no juzgar a este hombre al que también se podría apodar como el caudillo de las grades comisiones, las cuales le permitieron adquirir un palacete en París solo digno de un noble europeo, sin contar la innumerable cantidad de negocios en los que pudo participar por toda Europa gracias al capital obtenido de ellas. También se dice que su gobierno no se respetaron los derechos humanos ni las libertades fundamentales y siempre mandó con mano férrea.

Para mayor referencia puede consultar: Art Decó y los espejismos