Juan Lovera III. Pequeño recuento de dos exposiciones

Juan Lovera III. Pequeño recuento de dos exposiciones

Alfredo Boulton

A más de doscientos años de su muerte, apenas dos exposiciones se han realizado de Juan Lovera, exposiciones con caracteres estético-ideológicos muy diferentes.

La primera fue hecha en 1960 en el Museo de Bellas Artes por iniciativa de Alfredo Boulton y contenía 21 obras del pintor; su nombre, Juan Lovera. La segunda fue realizada en la Galería de Arte Nacional y llevó por título Juan Lovera y su tiempo 1778-1978. Una ficha del libro que hizo de catálogo, dice:

Muchas de las incógnitas y ambigüedades que circundaban la obra de Juan Lovera (1778-1846), son despejadas en la acuciosa investigación iconográfica y en la amplia interpretación de la sociedad venezolana colonial y luego, republicana, que le tocó heredar y vivir a este notable artista, situado entre dos épocas, patriota ferviente y eximio retratista del proceso emancipador, de algunos de sus líderes y de figuras pertenecientes a la clase dominante criolla favorecedora de la causa de la emancipación. Los autores del libro [María Elena Ramos y Juan Calzadilla], además del estudio de las características sobresalientes de la época, presentan un fino análisis estilístico comparativo no sólo de las obras de Lovera, sino de otros autores anteriores y contemporáneos del artista. Una documentada cronología, elaborada por Willie Aranguren, abre el contenido de este lujoso volumen.

Catalogo: Lovera y su tiempo 1778-1978.

La primera y segunda exposiciones son dos ejemplos de maneras distintas de ver el arte, su relación con el mundo, de ver la vida y aun la forma en que nos relacionamos con ella y hasta nuestras creencias en el mundo y sobre el mundo. La primera exalta al héroe, en este caso Juan Lovera, y sin perder del todo de vista su época y su mundo, afinca su mirada sobre la obra del artista. La segunda ubica al héroe en un tiempo determinado, lo relaciona con los pintores que fueron sus contemporáneos (de los que muestra obras), sabe que su obra tiene antecedentes (y los enseña), no olvida que ella tiene consecuentes y en fin muestra al autor como una razón histórica y como un continuum. Nadie está tan solo en el mundo y menos siendo artista -dice la segunda muestra- como para aislarlo de lo que Gasset llamó su circunstancia.

Opiniones de los estudiosos

Las opiniones sobre la obra de Lovera son diversas y no siempre claras. Veremos unas cuantas, debidas a estudiosos del arte venezolano:

Enrique Planchart (1894-1953): "...tanto en el 19 de abril como en el 5 de julio, puede barruntarar algo del concepto neoclasicista del arte, no obstante la falta de técnica del autor y de su marcado sabor de pintura popular" (1956, p. 78).

Juan Calzadilla (1931): "Lovera descubre la grandeza en el detalle, el candor en el conjunto, la belleza en la expresión grave. Pero no es el exterior de las personas lo que refleja en sus retratos, sino la llama interna de esas pasiones sosegadas, graves o fogosas que laten dentro de los personajes" (1967, p. 217).

Francisco Da Antonio: Lo incluye dentro de lo que él denomina "arclásico", el estilo de los pintores de la época independentista: "para nosotros más que pintor de género o iniciador de la pintura histórica en Venezuela, Lovera fue un pintor realista; independientemente del testimonio histórico que aportan sus obras, Lovera ni pintó cuadros 'de historia', ni escenas de 'costumbres': él transcribió en imágenes plásticas los acontecimientos de los cuales fue testigo presencial, y a los hombres que fueron sus contemporáneos" (1982, p. 67).

Alfredo Boulton (1908-1995): "Lovera es un artista de vastos conocimientos plásticos. Los diferentes caracteres de su producción de lo muy poco que hoy se conoce demuestran que tenía absoluto dominio de su profesión [...] El carácter, estilo y manera de la obra de Juan Lovera son difíciles de confundir a pesar de existir variantes tan diferentes entre unas y otras obras, pero en todas ellas, cualesquiera que se escoja, siempre se hallará un sólido y profundo conocimiento y dominio del oficio" (Juan Lovera. "Introducción", Catálogo, 1960, s.p.).

Carlos F. Duarte (1939): "Sus retratos pasaron la frontera de la imagen religiosa y bajaron a la cruel realidad, pero sin desligarse de aquel pasado y de la artesanía que los produjo. Lovera es un pintor y un artesano con talento, pero a causa de las circunstancias históricas que le tocó vivir no pudo desarrollar una habilidad académica. Esta falla, sin embargo, fue compensada con su gran intuición, percepción psicológica y sensibilidad" (1985, p. 105).

Manuel Espinoza (1937): "Menospreciada en su tiempo, olvidada por las generaciones que transcurrieron, la obra de Juan Lovera no parecía resistir el juicio de los historiadores que no admitían paragonarla con la de los artistas reconocidos como maestros institucionales del siglo XIX: Tovar y Tovar, Herrera Toro, Michelena, Rojas. [...]. En pocas palabras, para la crítica positivista bajo la cual comienza la historiografía del arte venezolano, Lovera no pasaba de ser un primitivo, un imaginero en pleno siglo XIX" (Juan Lovera y su tiempo, "Nota preliminar", 1981, p. 5).

María Elena Ramos: "La historia lo ha querido situar en un momento de transición que, si bien tiene mucho que ver con los cambios y coyunturas políticas, económicas y sociales de Venezuela y del mundo -las luchas independentistas, la influencia del pensamiento liberal del enciclopedismo francés, de Diderot especialmente-, será analizado aquí más bien desde el enfoque plástico: el Lovera cuya forma de expresión está entre Europa y América; entre lo culto y lo popular; entre lo colectivo y lo individual; entre lo religioso y lo civil" (Juan Lovera y su tiempo, "Juan Lovera, artesano", 1981, p. 47).

Manuel Quintana Castillo (1928): "... más que visiones objetivas y concretas, parecen seres imaginarios surgidos de la intuición" (Cit. por José Balza, 2008, p. 45).

Miguel Arroyo (1920-2004): "Su pintura es como un vidrio en el que estuviese reflejada una imagen" (Cit. por José Balza, 2008, p. 45).