Maria Lionza o Yara la india de los ojos verdes

Maria Lionza o Yara la india de los ojos verdes

A propósito de la reciente conmemoración del Día de la Resistencia Indígena, Día de la Raza o para ser más exactos, día en que los españoles pisaron suelo americano, aprovecho para hablar de uno de los tantos choques entre esos dos mundos: María Lionza, uno de los mitos más populares en Venezuela, que incluso ha trascendido las fronteras.

Maria Lionza, Obra de Pedro Centeno Vallenilla

El mito, de origen prehispánico, cuenta que el chamán de la etnia Nívar, que por ese entonces habitaba en lo que hoy conocemos como el estado Yaracuy, vaticinó el nacimiento de una niña de ojos verdes que traería desgracia a la tribu, pero que la misma se podía evitar si la niña era entregada como sacrificio al Dueño del Agua, una gran anaconda que se encontraba dormida en el fondo de uno de los posos en la montaña de Sorte.

Al poco tiempo, Nirgua, cacique de los Nivar, tuvo una hija de hermosos ojos verdes a quien llamaron Yara. El padre para evitar el sacrificio la recluyó en una de las cuevas de la montaña de Sorte custodiada por guerreros para su protección. Allí creció hasta convertirse en una joven mujer que según los relatos la describen como hermosa, de amplias caderas, ojos verdes, cabello largo hasta la cintura y un olor a orquídeas que siempre la acompañaba. Por otra parte, se dice que poseía un carácter compasivo y bondadoso, sonrisa melancólica y constantemente se encontraba rodeada de animales.

Un día, de forma muy extraña, los guerreros que custodiaban a Yara se quedaron dormidos lo que le permitió salir y caminar hasta un pozo en el que vio su reflejo, confundiendo sus ojos con los también verdes del Dueño de las Aguas, quien había despertado al percatarse de la presencia de la joven mujer de la que se enamoró perdidamente y se llevó al fondo de las aguas para que permaneciera en unión con el.

Nirgua al enterarse de esto intentó separarlos y la anaconda se volvió enorme y estalló provocando una gran inundación que arrasó con la aldea y su gente. Desde ese entonces Yara es vista como la diosa protectora y dueña de las lagunas, ríos y cascadas, protectora de la naturaleza, animales y reina del amor.

Nace la leyenda

Este mito es parte de la tradición oral de Venezuela, más que por su documentación y veracidad. El relato anterior es una versión propia tomando los elementos comunes de todas las historias que hay en relación a esta Diosa.

Hay un par de historias más que afirman que Yara fue enviada a mediar entre los conquistadores españoles (la gran anaconda dueña de las aguas) y la tribu sin ningún éxito, lo que desencadenó la perdición de su tribu y su desaparición en el fondo de un pozo.

También hay quien dice que María Concepción de Sorte era la hija adolescente de unos españoles que creció rodeada de animales, un día se fue a nadar en el río, se perdió y fue encontrada por una tribu que la convirtió en su reina, esto explicaría porque es comúnmente representada como una mujer blanca y no como aborigen.

Otra historia más simple afirma que Yara era un ninfa que vivía en el bosque de la montaña de Sorte rodeada de naturaleza, que era bondadosa y concedía favores.

De Yara a María Lionza

Yara es el nombre nativo de esta deidad, mejor conocida como María Lionza. Algunos relatos explican que este nombre es producto del sincretismo que se hizo entre Yara y la Virgen de la Victoria del Prado de Talavera, patrona de Nirgua, que fue traída por los españoles desde Toledo, para sustituir la veneración pagana de los pobladores originarios. Con el tiempo empezaron a llamar a la imagen religiosa Nuestra Señora María de la Onza del Prado de Talavera de Nivar, que con el tiempo y el lenguaje informal terminó llamándose María Lionza.

Otra corriente afirma que como Yara acostumbraba a estar rodeada de animales y que incluso era común verla montada en algunos como dantas u onzas, la empezaron a llamar María de la Onza.

Según algunos lingüistas expertos el vocablo Yaracuy significa lugar donde habita Yara.

El culto

En este punto creo que es importante destacar que la Fundación CIEV ni sus miembros buscan promover o condenar el culto a María Lionza, simplemente le ven como una manifestación cultural más entre las muchas que hay en el país y eso es lo que se intenta abordar aquí.

María Lionza preside, lo que en el mundo del espiritismo venezolano, se conoce como Las Tres Potencias; junto al negro Felipe y el cacique Guaicaipuro, lidera las 21 cohortes espirituales que están clasificadas jerárquicamente y agrupadas por coincidencias culturales o étnicas, por ejemplo están la cohorte celestial, la libertadora, la negra, la vikinga, entre otras.

Se estima que en el ámbito mundial existen más de 40 cohortes espirituales y la venezolana se nutre también de las extranjeras.

Dato curioso: una de las características que define los integrantes de estas cohortes es que en algún momento fueron seres humanos vivos y se piensa que sus espíritus vuelven a la tierra cuando son invocados.

La montaña

Resulta irónico que el culto a una diosa que representa y protege a la naturaleza sea el principal factor de contaminación del Monumento Natural María Lionza, mejor conocido como montaña de Sorte, distinción que le fue otorgada en 1960. Este monumento posee aproximadamente una superficie de 2,775 km2 de bosque húmedo tropical. En él nacen los ríos Yaracuy, Chorro y Charay.

Antaño y como una medida de preservación del ecosistema y la salud de muchos creyentes se persiguió y hasta se dio cárcel a quienes practicaban el culto en sus inmediaciones pues ejercían una medicina ilegal y además cobraban por ella. También al inicio de los años 70 se condenó la practica y hasta se destruyeron altares.

En 1993 se creo la el Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso en donde se establecen el uso y las normas del lugar pero que los practicantes no respetan.

Demás está explicar las consecuencias que puede ocasionar en una selva el uso de vela, explosivos y químicos, sin contar con el impacto de un repique de tambores para la fauna en medio de la noche.

Expresiones culturales y urbanas

En la primera mitad del siglo XX el culto a María Lionza no era muy conocido pero se popularizó en los años 50 gracias a la escultura monumental de Alejandro Colina, que ordenara el presidente Marcos Pérez Jiménez y que fue colocada en la autopista Francisco Fajardo al lado de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

En ella se puede observar a una mujer indígena que cabalga sobre una danta, con amplias caderas y gran musculatura (rasgo frecuente en la obra de Colina) que sostiene con sus brazos en alto una pelvis como símbolo de fertilidad y a sus pies pisado por la danta una serpiente símbolo de egoísmo y envidia.

En el año 2004 hubo gran controversia por la fractura en la cintura de la escultura lo que generó una matriz de opinión que centraba su origen en lo mágico-religioso, pero lo que en realidad le importaba a la mayoría era qué iba a pasar con este patrimonio cultural que se disputaron para su restauración la UCV y la Alcaldía de Libertador. Finalmente la universidad asumió el reto con la supervisión del Instituto de Patrimonio Cultural. En la actualidad la obra se encuentra restaurada desde el 2011 y a la espera de que la Alcaldía del Municipio Libertador remueva la replica para colocar la original en su lugar.

Replica de la estatua de Alejandro Colina en Yaracuy[/caption] Una replica de la misma, con un pedestal diferente al de Caracas se encuentra en Chivacoa, estado Yaracuy.

En 1978 lanzaron al mercado discográfico, Willie Colón y Rubén Blades su segundo disco en conjunto llamado Siembra, que causó un gran impacto en su momento y se convirtió en un ícono a tal punto que está catalogado como único en su clase.

La pista número cuatro del LP es María Lionza, escrita por Blades y está dedicada a la diosa, como una especie de canción costumbrista que describe la devoción, la leyenda y da fe del impacto que tiene dentro y fuera de las fronteras esta leyenda venezolana.