Mario Briceño Iragorry. Una mirada crítica para todos los tiempos

Mario Briceño Iragorry. Una mirada crítica para todos los tiempos

El 15 de septiembre de 1897, Venezuela recibió uno de sus hijos más ilustres y que honró el suelo que pisamos con sus logros políticos y literarios, que más tarde se convertirían en motivo de orgullo para el país.

Mario Briceño Iragorry

Mario Briceño Iragorry nació en el estado Trujillo, sin embargo, realizó sus estudios en Caracas, en la academia militar y conoció a Isaías Medina Angarita. De regreso a su ciudad natal ejerció como periodista, pero por poco tiempo pues se trasladó a Mérida para estudiar derecho en la Universidad de los Andes donde conoció a personalidades como: Diego Carbonell, Mariano Picón Salas y Caracciolo Parra León.

En 1923 conoce y se casa con Josefina Picón Gabaldón. Durante su estadía en Mérida ejerce el cargo de director de Política y encargado de la Secretaría del estado Mérida. De regreso en Caracas forma parte la Dirección de Política Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores y le toca compartir con personajes como Lisandro Alvarado, Jacinto Fombona Pachano y José Antonio Ramos Sucre.

El desarrollo profesional de Iragorry conoció pocos límites, pues habiendo ejercido aquellos cargos aun tuvo tiempo para dar clases y más tarde ejercer la dirección del liceo Andrés Bello, pero esto solo era el inicio de su carrera de logros. Más tarde fue director de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela y tiempo después fue secretario de la misma casa de estudios. En 1947 recibe el Premio Nacional de Literatura por su libro El regente Heredia o la piedad heroica. Fue cónsul de Venezuela en Nueva Orleáns, se incorporó a la Academia Nacional la Historia y la Lengua, fue ministro plenipotenciario para Centroamérica en Costa Rica, director del Archivo General de la Nación, Gobernador del estado Bolívar y presidente del Congreso de la República de Venezuela.

El mundo literario

En el ámbito literario sería donde Mario Briceño Iragorry cosecharía más éxitos, pues aún es recordado como un baluarte en este campo gracias a sus escritos y a sus ensayos, que en su mayoría, mostraban una visión crítica del acontecer político.

Fue un gran prosista, con un estilo auténtico matizado con palabras elegantes en comentarios oportunos. En su obra son frecuentes los temas relacionados con la historia de Venezuela, que muchos críticos consideran claves para comprender el pasado, el presente y el futuro de nuestro país, idea que se hace patente en El regente Heredia o la pasión heroica.

En obras como El caballo de Lesama y Mensaje sin destino se puede apreciar la visión crítica de Iragorry sobre temas culturales, económicos y políticos que afectaban a la Venezuela de su época y que aun la afectan. Esto solo por citar dos de los temas más resaltantes de toda su obra.

El legado

Luego de enfrentar el exilio, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, regresa a Venezuela en 1958 y en junio de ese mismo, año con apenas dos meses de su regreso, muere. Hay sus restos descansan en el Panteón Nacional.

El legado literario de Mario Briceño Iragorry está inspirado en sus convicciones y creencias, pero sobre todo en su labor por el desarrollo del país, en el valor que le daba a la patria, unido a un firme y sincero sentimiento religioso. Su vida de cierta forma, fue dedicada a dejar un precedente que fuera ejemplo para la futuras generaciones, prueba de ello es que su recuerdo y su aporte literario siguen estando grabadas en la memoria de los venezolanos.