Oswaldo Lares: El oído puesto en las palpitaciones de la festividad

Oswaldo Lares: El oído puesto en las palpitaciones de la festividad

Para homenajear a Oswaldo Lares

La tarde del 24 de octubre de 2019 se realizó en la sala de lectura de la Biblioteca Isaac Pardo del Centro de Estudios Latinoamericanos “Rómulo Gallegos”, un acto cuyo propósito sirvió para homenajear al arquitecto Oswaldo Lares, por su trayectoria como gran investigador y promotor de las tradiciones musicales venezolanas, y materializar la promesa –de antigua data- ofrecida por parte del fundador de la Sociedad Venezolana de Musicología -el difunto profesor José Peñín-, de incorporar a Lares al seno de esta institución.

Alejandro Bruzual, los hermanos Reyna y Oswaldo Lares con la cuatreta

Tuvo ocasión de realizar la Directiva de la S.V.M., una ceremonia cuya presentación estuvo a cargo del actual Director Dr. Alejandro Bruzual –como moderador de todo el Acto- y del Prof. Carlos Jesús García quien -como un antiguo colaborador del homenajeado-, se dio a la tarea de presentarnos a Oswaldo Lares, dando la adecuada especificidad de todas sus cualidades como etnomusicólogo y gestor por vocación de re-edificación del acervo sonoro de la cultura tradicional.

Como parte de la ceremonia -en nombre de Fundación “Fredy Reyna”-, los hermanos Maurice y Federico Reyna impusieron la “Orden de la Cuatreta” al homenajeado (un listón con forma de cuatro que le fue colocado sobre el pecho a Oswaldo Lares, previamente realizado por la señora Ana Isabel Reyna), mientras que el Dr. Alejandro Bruzual leyó un pergamino “joco-serio” en el cual se derramaban flores sobre el homenajeado, en medio de la alegría del público. El profesor Bruzual hizo lo propio e impuso al homenajeado el Diploma que le hace miembro honorario de la S.V.M., el cual estuvo diseñado por el profesor Alejandro Calzadilla. El evento estuvo amenizado por los hermanos Maurice y Federico Reyna y músicos de las generaciones actuales de “Convenezuela” e invitados, tocadores de bandolas y acordeón, cantadores y bailadores; evocando mediante una breve participación, el colorido y belleza de nuestras tradiciones musicales venezolanas.

Oswaldo Lares y su niñez

El principal recuerdo de su niñez en Maracaibo, estuvo dedicado al ambiente de su casa, ya que era el de un lugar festivo donde su padre lucía una bella voz de tenor con temas caribeños y populares. Al tiempo, la familia no tarda en trasladarse a Caracas para establecerse en el sector “Las Delicias” de Sabana Grande -que por aquel tiempo resultaba algo despoblado- y donde de muchacho jugaba a internarse a través del viaducto del tren que partía de la Estación “Santa Rosa” hasta los lados de “El Bosque”.

Oswaldo Lares

Fue estudiante de la Escuela Experimental “Venezuela” -que dirigía el profesor Sabás Olaizola-, en cuyas clases al aire libre recuerda a una maestra, quien enseñaba geografía al pie de un estanque que sugería la forma del mapa de Venezuela, y paralelamente a las excursiones al parque “Los Caobos” donde junto a los otros estudiantes, se daba a la tarea de reforestarlo con los nuevos arbolitos que son quizás como una muestra de los especímenes que vemos hoy.

También palpitará en su memoria el recuerdo de un piano que llevaron a la casa de “Las Delicias” por aquel tiempo y que mientras su hermano Omer se sometía a la música con disciplina académica, Oswaldo se hacía corifeo de la música caribeña con sangre populachera, llegando a fundar a los trece años un grupo que llamó “Lares y sus afros”.

La música

En su adolescencia (a los dieciséis años) surge la figura modélica –llena de premoniciones- de su tío Juan Liscano, ya que en 1948 se realiza en el Nuevo Circo la “Fiesta de la Tradición” y se difunde una importante discografía panorámica del folklore de Venezuela que abrió el camino a la grabación etnomusicológica como disciplina.

El intento por iniciar los estudios en la Universidad Central de Venezuela, se verá frustrado por el allanamiento ocurrido durante el gobierno de Pérez Jiménez, a mediados de los años cincuenta. Así que el joven Oswaldo tendrá que viajar a Nueva York para poder cursar sus estudios en arquitectura hasta graduarse en 1956 y posteriormente, culminar su posgrado en urbanismo. Mientras residía EE. UU., Oswaldo retomó la idea de conformar un conjunto de música latina, y al parecer le pidió consejo a Juan Liscano, a lo cual le respondió éste último -en una carta fechada el 12 de julio de 1957-, lo siguiente:

“Con respecto a tu conjunto te propongo concretamente esto: haz una banda con algunos aires venezolanos o bien incluye cosas representativas de diferentes países. Yo me inclinaría a que hicieras un disco de puros aires venezolanos, si es que se logra hacer el disco. Soy amigo de un señor que tiene ediciones de músicas en discos y sé que le gusta lo folklórico latinoamericano. No hizo nada con mis discos porque la calidad musical de la grabación era mala. Cuando yo grabé esos discos estábamos muy lejos de los perfeccionamientos técnicos actuales. Si te interesa, haz lo que te digo. Por otra parte me sería grato oír tu conjunto y tus interpretaciones”.

Musicalmente le atrae -por entonces- el arpa recia del Indio Figueredo como un singular nexo sonoro vinculado al país del que estuvo ausente durante su vida universitaria neoyorquina. Tanto lo obsesiona, que entre sus horas de estudio para las clases de la Universidad de Cornell, las va alternando -de forma autodidacta- con su deseo de aprender el arpa llanera, y como un intento por repetir las ejecuciones de Figueredo. Quizás fue la maniobra del recuerdo, de algo remoto o un vago soplo del renombre que tuvo el arpista apureño y su apodo de “el Indio” recibido en la Gran Feria Exposición de “Los Palos Grandes”, o el simple recuerdo de lo que fue su presencia en Caracas durante los años 1949 y 1950. El oído influyó en Oswaldo para que a su regreso al país, acompañado de Roberto Todd comenzara a viajar a través de nuestra geografía, hasta adentrarse en el Apure –sea por su trabajo como arquitecto o por su vocación como etnomusicólogo-, para dar con el paradero de tan singular arpista, a finales de la década del sesenta.

El arquitecto Oswaldo Lares construye su nueva casa en “Los Palos Grandes”, la misma fue –a partir de entonces- un sitio de peregrinación de muchos músicos y artistas de renombre -tanto a nivel nacional como internacional-. Es así, que logra convencer al Indio Figueredo –y sus hijos- para que vuelva a visitar Caracas y se hospede en esta casa, la cual tiene un sótano donde logra grabar su música.

Indio Figueredo

Esto le dio pié para producir un disco en el año 1969 con la música del Indio Figueredo junto a sus hijos, el cual intituló La música de Venezuela / Música de los llanos. Un álbum contentivo de 2 L.P. más un folleto bilingüe que estuvo muy a tono, ya que el arpista apureño estuvo invitado en dicho año a la Feria Internacional del Caribe. Pero, Oswaldo Lares se daría muy pronto cuenta de que el asunto de la comercialización de dicho disco, no sería una cosa tan fácil, debido al monopolio ejercido por la industria discográfica.

Sin embargo, esto no lo desanimó como productor, pues continuó en su afán, recorriendo Venezuela y sistemáticamente grabando música de la Costa Central “in situ”, en cintas magnetofónicas con un aparato Nagra adquirido para tales fines. También así, se despierta en él, su espíritu de coleccionista de máscaras ceremoniales populares como las utilizadas por los Diablos de Naiguatá y de instrumentos musicales folklóricos recopilados (haciendo mención –por ejemplo- del arco musical de raíz aborigen, el cual está en desuso). Aquí fue clave la presencia y amistad con su informante Ciriaco Iriarte y la propia voluntad de Oswaldo para contactar a distintos intérpretes del calendario festivo venezolano, en los hitos de su carrera que le valieron para publicar tres álbumes discográficos, aparte del dedicado al Indio Figueredo.

En 1972 comienza su carrera como productor y locutor independiente de la Radio Nacional de Venezuela con su programa emblemático “La Revuelta”, el cual enriquecía constantemente con grabaciones de su archivo musical. Se indica en Entre cuentos y encuentros / Un viaje sonoro desde el archivo de Oswaldo Lares (véanse las páginas 15-18),que su primer programa en el aire tuvo una grata recepción en la audiencia, ya que había sido dedicado por entero a los cantos de trabajo del pueblo venezolano y se iba a transmitir con motivo del primero de mayo de dicho año (en el Día del Trabajador).

El año de 1974, Oswaldo Lares colabora en la producción discográfica que lanza de manera independiente a la cantante Lilia Vera (Lilia Ramírez Villamizar) junto a su esposo, el investigador de la música tradicional Alberto Vera. Este disco contiene las canciones de Otilio Galíndez, Luis Mariano Rivera, María Rodríguez, Aquilino López y de la agrupación larense Totonó –según indica Alberto Naranjo (1998).

CONVENEZUELA

Oswaldo se incorpora a la sociedad civil Organización para la Conservación del patrimonio cultural de Venezuela (CONVENEZUELA) junto a Nelly Baptista, Charles Brewer Carias, Alonso Camero, Germán Fleitas Veroes, Aníbal Nazoa y Fredy Reyna. Ya al calor del espíritu de esta iniciativa ante la problemática sobre la conservación de las manifestaciones de la cultura popular y tradicional, Oswaldo Lares será promotor y fundador de la agrupación “Convenezuela”, la cual comienza dando su primer concierto en noviembre de 1975 –como lo refiere Manuel Antonio Ortiz (1998)-. Asimismo, en 1975 se realizó en el Poliedro de Caracas, una presentación del Indio Figueredo, donde Oswaldo Lares junto a Simón Díaz y otros cultores nacionales, le homenajearon.

Músicos de CONVENEZUELA

La agrupación sigue activa actualmente y de acuerdo a su trayectoria, ha sido invitada en numerosos festivales y encuentros culturales, como por ejemplo, en: Nancy (1977), Menphis (1980), República Dominicana (1982), Grenada (1986) y Colombia (1991), entre otros. Asimismo, su discografía consta de tres volúmenes en long-play aparecidos entre los años: 1980, 1982 y 1984 (actualmente existe una nueva serie, gracias a los trabajos de digitalización que se vienen haciendo en el “Archivolares”). Sin lugar a dudas, el álbum más exitoso fue el vol. 2 / Guayana es Calypso y le tocó por esta época a “Convenezuela”, competir con la agrupación hermana: “Un solo pueblo”.

En “Convenezuela” -por medio de su dinámica de trabajo-, sus participantes se dedican a estudiar e investigar las diferentes expresiones musicales venezolanas: cada presentación constará de una visión panorámica de la música venezolana, donde se incluyen ejemplos de las distintas especies. Cada muestra ha de estar acompañada de un contexto informativo o explicación dada por Oswaldo Lares con su respectivo apoyo audiovisual y como parte del proceso de proyección cultural de cada una de las manifestaciones tradicionales. Razón por la cual, cada integrante de la agrupación debe realizar viajes a diferentes regiones del país, aquellas donde precisamente se encuentran las celebraciones, para habituarse al registro y para que forme parte de la colección en relación al informante; a la vez, que cada integrante debe afianzar las relaciones grupales y dar valor el reconocimiento de cada intérprete-creador en cada una de sus localidades. Habiéndose procedido de esta manera –como lo indica Sonia García (1998)-: “Finalmente, el grupo reproduce la manifestación con la mayor fidelidad posible en instrumentación, género y carácter”.

Ya para una época más reciente, la Fundación Bigott había brindado algunas pautas y acciones en pro de la cultura popular venezolana. En 1998, con motivo de los cincuenta años de la “Fiesta de la Tradición”, Yolanda Salas, siendo directora del Fundef, solicitó a “Convenezuela” que realizara un acto musical en el auditórium del Celarg donde se recreara el espíritu de lo que había sido dicha celebración. Razón por la que participaron tres cultores de la zona de Barlovento que habían participado en 1948 (Ana Uribe, Natividad Uribe y Fortunato Piña). Fue la ocasión en la que Juan Liscano pudo manifestar unas palabras a propósito del proyecto cultural que más satisfacción le había dado su vida.

Sin ceder en este impulso, Oswaldo Lares prosiguió su trayectoria, a un año de la partida de su tío en el año 2001. Así junto a su esposa Laura Jordán y Guillermo Lares comienzan una nueva labor al frente de Fundalares en el año 2002. Entre los años 2004 y 2010, la Alcaldía de Chacao promueve en su municipio la “Fiesta de la Tradición Venezolana”, una labor que Oswaldo realizó de forma magistral. En el año 2005, se le otorga la Orden Juan Liscano en primera clase. Sale la producción discográfica Naiguatá, su música y tradiciones en 2011.En el año 2012, se publica el Catálogo de registros sonoros de Juan Liscano, editado conjuntamente por la Fundación Bigott y Fundalares. En 2013, el Archivolares confirma que su labor primordial ha sido la digitalización de todos sus materiales y la preparación de un mapa de Venezuela, donde se identifica una buena cantidad de manifestaciones tradicionales. Es una obra de referencia de mucha utilidad para el conocimiento de la cultura tradicional venezolana. Su discográfica más reciente, apareció en el año 2017: Música de Venezuela, el archivo de Oswaldo Lares 1972-1981.

Sociedad Venezolana de Musicología

La Sociedad Venezolana de Musicología viene realizando una vez al mes –los días jueves-, una suerte de cátedra libre de musicología, en la cual sus miembros –o sus invitados-, disertan y muestran algunos asuntos que abordan la disciplina en nuestro país. Su presencia, forma parte de la programación del Celarg seriada bajo el título “Pensar lo venezolano”. Sin embargo, la jornada referida fue destinada para que el homenajeado, mostrara con sus propias palabras y pusiera en perspectiva la experiencia de la pauta etnomusicológica de gran aliento que él fue acumulando vitalmente, a través de viajes de investigaciones, de recopilación de grabaciones “in situ” y de una estrategia junto a un equipo de intérpretes, asesores e investigadores, sobre el contenido de la cultura popular en un amplio territorio de Venezuela.

(Sobre el Acto en ocasión del nombramiento de Oswaldo Lares como miembro honorario de la Sociedad Venezolana de Musicología).

Más información:

http://archivolares.org/portfolio-posts/entre-cuentos-encuentros/